Ninfas
Criaturas de luz. Hijas de dioses que se esconden bajo las corolas de las flores o en los frescos manantiales donde resplandecen en secreto cuando nadie las ve. Alegres y risueñas, juegan graciosas con la luz y la brisa, mientras otorgan al mundo el don de la poesía. Los vestidos de la colección de JESUS PEIRO proponen siluetas de novia/ninfa –en griego se usa la misma palabra para nombrarlas–, algunas con trazos decisivos de vestidos de corte clásico, que reinventan el volumen para darle ligereza; otras más afinadas y mullidas, construidas con muchas capas de tejidos ligeros y transparencias.
Para las ninfas más alternativas, la colección cuenta con prendas urbanas como el mono pantalón, el minivestido o la túnica; o una nueva línea sirena llevada al extremo. También son novedad las siluetas perfiladas a cadera baja y las columnas trapecio.
Los tejidos bañan el cuerpo de luz: los tules, con acabados de escarcha y caviar; los encajes y Chantilly en su versión más transparente; las intarsias, en superposición de figuras translúcidas; los brocados y fil coupé con sus trazos florales; el bordado suizo con sus dibujos calados. En los habituales tejidos lisos de la firma, los acabados son sorprendentes. Juegan con aspectos mates y brillantes, encerados y esmerilados, y acabados de efecto mojado y espumosos.
Son siluetas encendidas que iluminan los vestidos como si escondieran una luz en su interior. En los escotes, se celebra el regreso de un mito del sector nupcial: el escote palabra de honor; los balconet, perkins, y el halter cuadrado, suben su nivel de protagonismo. Las mangas globo, ranglan y abullonadas aportan a las siluetas una lectura en clave de costura.
Las faldas llevan aberturas, también en los grandes volúmenes. Los volantes adornan, los lazos embellecen, las plumas alborotan, los flecos bailan y las flores imponen su poesía. Capas con grandes mangas, con lazadas en voile de seda y remates en marabú, abrigan a las delicadas ninfas, que cuentan también con chalecos y echarpes de tafetas reversibles y suaves prendas de punto para protegerse del rocío.
Ya están todas en el jardín, refulgentes como estrellas, acechando divertidas el momento de salir a desfilar. No las pierdan de vista, son mágicas, despreocupadas y coquetas y en cualquier momento, se encenderán.